Imagen tomada de la red |
Cuando llueve ceniza,
papá se comporta de un modo extraño. Sonríe
como los bobos y se sobresalta por nada. Sale a la terraza, comprueba si ha
parado. A menudo recoge un pellizquito de polvo gris, lo olisquea entre
los dedos, inspirando profundamente, y lo esconde en el bolsillo del chaquetón.
A
mamá, en cambio, le encanta la lluvia de pétalos. Cuando era pequeño
cualquier ocasión era buena para cubrir las aceras. Si tenía un nuevo
amigo, si me comía toda la fruta, nos asomábamos juntos por mi ventana y
dejábamos caer aquella tormenta suave de colores. Ahora sólo baja los
sábados de mayo a llorar a las novias desde el primer banco del parque.
“Te llueven los ojos” le digo, y ella sonríe un poco.
Algo
tendrá la lluvia. Mi favorita es la que moja, la lluvia de invierno que
barre las calles, la que azota, la que me limpia la cara mientras miro hacia
arriba con la boca abierta, la que revive las flores, la que consigue apagar
esos fuegos que enciende papá.
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Queridos cuentistas y amigos,
Mis días siguen siendo igual de cortos pero os he echado de menos.
Vuelvo con la sensación de que no he logrado organizarme del todo, aunque me he pintado en la muñeca un reloj y creo que funciona :-)
Un gustazo leerte de nuevo Rocío. Extrañaba mucho, mucho a tus niños.
ResponderEliminarBesazos desde el aire
¡Qué alegría, volverte a leer! Y con un texto precioso, lleno de connotaciones que nos guían por un mundo de preguntas más grandes que nosotros mismos... lluvias insólitas, poéticas o amenazantes, lluvias que limpian... Fenomenal regreso. Inquietante.
ResponderEliminarAbrazos
Rocío, te hemos echado de menos y vuelves con un relato potente, muy potente. No te vuelvas a marchar.
ResponderEliminarEsta noche también llueve mucho en Madrid, aunque tenemos tantos fuegos que no sé si será capaz de apagarlos todos o siquiera alguno.
Un abrazo y bienvenida
Rocio, como dice Esperanza se te ha echado de menos, pero espero que esta entrada sea la primera de muchas continuadas.
ResponderEliminarTiene tu relato un aroma especial a familia, a recuerdos, a nostalgia, y es que la lluvia inspira esto y mucho más. Aunque deduzco que ese final es algo triste.
Besos.
¡Cuánto te hemos extrañado, Rocío! ¡Qué alegría tener la oportunidad de volver a leerte, más allá de ese mar en el que tengo atrapada en mi biblioteca, Piraña!
ResponderEliminarEste es un micro formidable, con una textura de surrealismo que maquilla la profundidad emocional que encierra. Con una voz que se hace con la complicidad del lector de inmediato, esta pieza transita por los sentimientos y por ello logra erizarnos.
Ojalá ese reloj te ayude a venir más a menudo.
Un abrazo.
Ya te tenemos de vuelta, Rocío! A mí también me gustan las lluvias de pétalos y las lluvias que mojan, pero para nada las de cenizas. Esta vuelta está llena de sentimientos y poesía, buena lluvia para el alma.
ResponderEliminarAh, no le hagas mucho caso al reloj... Te volverá loca. besos
Qué bien que vuelves Rocío. Y con tan buena pluma.
ResponderEliminarUn beso con ruidote,
Ana
Rosa, gracias guapa. Nosotros también te hemos echado de menos. Un besito de los niños ;-)
ResponderEliminarSusana, ¡gracias! Y por cierto me encantó conocerte en Barcelona. Mil besos
Esperanza, aquí también llueve hoy... pero como dices es una lluvia impotente que apaga más bien poco. Gracias y muchos besos
Nicolás, sí a mí me parece que el final es bastante triste aunque los personajes después resuelven sus vidas solos. Creo. Un abrazo y gracias
Pedro, ¡ay ese mar, qué ilusión! :-D Mi reloj funciona sí, tiene un minutero que hace un montón de ruido y tiene alarmas que me recuerdan el momento de venir a saludaros y el de volver a la rutina. Gracias por tus palabras y un beso
Puri, ¡gracias! A mí las de pétalos también me gustan, las que mojan prefiero verlas a través del cristal... y las otras... este verano hablaba con mi hermano que vive en Figueras y su relato de las calles cubiertas de ceniza inspiró la historia. Qué miedo (y qué penita :-( ). Un beso guapa
Ana, corazón, gracias... A ver si encontramos un hueco y nos tomamos ese café largo una tarde de sábado ¿vale? Muchos besos
Bueno, ya estás aquí y espero que sea para seguido ¿vale? Me alegra mucho leerte de nuevo.
ResponderEliminarBesitos
¡Gracias Elysa! Cómo me alegro de verte :-) Beso
ResponderEliminar¡¡¡Ro!!!!
ResponderEliminarQue te me habías despistado, me alegro mucho mucho de tu regreso y además por todo lo grande con este texto en el que además de esa mirada infantil la otra historia que discurre por debajo es la de esa pareja de lluvias contrarias en la que creo que la madre necesita respirar.
Un beso enorme!!
Rosana
Rocío, nunca es tarde si la dicha es buena. Qué relato, qué frases, cómo te había echado de menos!!!
ResponderEliminarVoy a leerte todo lo nuevo!!!
Un abrazo gigante de bienvenida
¿Cuándo nos veamos me pintarás un reloj a mi también?
LOS OTROS MUNDOS: Rosanilla querida, gracias por seguir aquí... Sí la madre necesita que llueva mucho y que el agua lo barra todo. ¡Mil besos! (Y disculpa la tardanza, como trato de escribir y responder sólo durante el fin de semana, a veces se me puede colar algún comentario, no sabía que no te había respondido :-( )
ResponderEliminarANITA, gracias otra vez, te voy a pintar un reloj de color VIOLETA ¿vale? :-) Muchos besos