sábado, 9 de noviembre de 2013

Los Secretos (en ReC)

Logo "fusionado" desde el blog: "De mis palabras y las vuestras" :-)

Los secretos


Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor, Roberto vigilaba los portales. Miraba fijamente las ventanas con luz y apuntaba con el dedo si alguien se asomaba. Pum

Después volvían a casa de la mano y preparaban palomitas en el microondas. Esperaban los estallidos en completo silencio; ese ruido de algo blando que revienta y que se rinde después de cierto alboroto. Pum, pum. Esos días papá se quedaba mucho rato con él y jugaban a dispararse hasta morir. Le abrazaba muy fuerte y nunca le recordaba lo que no se debía contar.

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Web del concurso

Queridos todos,
gracias por las felicitaciones y los cariños, estoy encantada ^-^

viernes, 31 de mayo de 2013

Aullidos

Imagen: Miwa Yanagi

Para aullar a la luna los niños tienen que saber de la noche. Saber. Es preciso, además, un instinto de supervivencia voraz, con dientes puntiagudos, muy blancos. Para aullar, para pasar a ser eso otro que gruñe y desuella, hacen falta garras. Pero deben ser garras con filo preciso, talladas a cuchillo por una mano adulta.

sábado, 13 de abril de 2013

COBIJAR




Me gusta contemplarlos a esta hora callada de la noche. Procuro no despertar a mis habitantes para desentumecerme en la intimidad de mis muros, pero a veces bostezo con fuerza y el aire se filtra por chimeneas y rendijas. "Tranquila, amor, es el viento" dice el hombre, pero ella lo sabe y mira mis vigas de madera oscura que crujen delicadamente. 

Es una familia hermosa, esta que albergo. Los adultos gráciles, comedidos, se aman sin estrépito de vez en cuando. Mi favorita, sin embargo, siempre fue la menor de las tres niñas, la pequeña de rizos anchos que subía a mi desván sin un titubeo, apoyando aún los dos pies en cada escalón, para dibujarme entre el polvo con los dedos pegajosos. 

No sé qué me invadió para envidiársela así, para anhelar siempre sus besos sobre el cristal de mis ventanas y sus mejillas -blandas, cálidas- que apoyaba en el suelo mientras jugaba a que yo era palacio y ella princesa cautiva. 

Y ahora, aunque las demás han crecido ya, la mujer que llora sigue llamándola por las estancias del ala principal y todavía se asoma bajo las camas. Y mi niña, aquí conmigo, se pone triste y la lluvia gotea muy suave por mis aleros.


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La Editorial Talentura presenta De antología el próximo 18 de mayo. Un abrazo agradecídisimo a los antólogos Rosana Alonso y Manu Espada, y al equipo editorial por incluirme entre un montón de amigos y autores de microrrelato a los que admiro.  
Este texto no pasó la prueba pero participó en la preselección y me servía para contároslo :-)

sábado, 19 de enero de 2013

Náufragos


Yo creo que ya estamos muertos. Mi hermano no lo tiene claro, se observa los dedos arrugados y dibuja dragones marinos en la arena con los pies descalzos. Niega despacio, sin mirarme. Y mamá ya no llora ni nos abraza. A veces dirige la mirada hacia los niños pero parece estar viendo algo al otro lado de nuestros cuerpos, mucho más allá. 

La pequeña Sara desapareció anoche, los mayores aún no la han encontrado. Y hoy, por primera vez, han cazado algo para cenar. Mamá no lo prueba. Yo creo que estamos todos muertos.

sábado, 12 de enero de 2013

Burbujas

Imagen publicada por Anton Batov en Psykopaint
Me acerco al borde y el niño sumergido me mira desde el fondo, muy quieto.  Si se pone serio, con los ojos abiertos y fijos, no da tanto miedo, aunque no parpadee y tenga los labios de color morado.  Tiene una mata de pelo castaño que se mece ligeramente, en paz, como una población de algas finas y oscuras sobre un lecho de coral azul.  Debe de ser muy suave; por un momento casi me dan ganas de extender la mano y dejarme caer allá abajo, despacio.   

Cuando se ríe, la caravana de burbujas que salen de su boca rompe la superficie con fuerza y hace que el agua parezca hervir.  Se oye un revuelo de ecos en mi cabeza, un zumbido sordo y nítido, que me hace temblar.  Imagino que soy un calamar gigante sorprendido por la sirena de un submarino.  Su sonido me alcanza cargado de presión, de borboteos, de pequeñas explosiones que parecen sonarme por dentro y estremecen mis tentáculos, si los tuviera.  

Todo eso se oye cuando ríe. Todo menos su risa, la que sonaba cuando estaba vivo.  Y es entonces, al recordar que no es él, cuando empiezo a chillar como un loco y corro hasta la casa a esconderme bajo el hueco de la escalera.  Y mis gritos, por fin, acallan el ruido de la sirena, pero no me doy cuenta y mamá viene a regañarme por el escándalo.  Me mira, me toca la ropa y el pelo empapados y me abraza.  Y me recuerda que mi amigo ya no está, que ya no es.  Y me lleva hasta el borde aunque yo no quiero y allí no hay nadie. Y me promete al oído que este verano cercaremos la piscina con una valla muy alta, de madera blanca, para que no se caiga nadie y para que nunca, nunca, encuentre más niños muertos que se ríen en silencio desde el fondo.

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Feliz año nuevo :-)