Mis hermanos y yo jugamos en el templo todos los días. Ellos, tan iguales que dan miedo, me siguen entre los bloques con un fervor incuestionable. Aunque a menudo me preguntan dónde están todos, otras veces sólo saltan desde los dinteles, silban con fuerza o embisten sin mirar en mitad de las tormentas. Los dejo hacer un rato, son tan pequeños que me pregunto por qué los escogieron, qué pudo haber ido mal. Por fin, les recuerdo a gritos que estamos allí para proteger los círculos, no para derribar las piedras. Siempre acabamos corriendo a empujones, desatando ese aburrimiento de siglos que se arrastra entre la hierba hasta que lo vemos huir. Después llega la fuerza, el viento sopla a través de nuestros dedos, y entre los labios, y llueve, empieza a llover a mares.
Mis hermanos y yo jugamos siempre. Sólo yo parezco preocupado. A veces cuento las piedras exteriores o mido los pasos de la avenida, me siento en el punto más alto y escucho todas las voces, las de todos los tiempos. Trato de hacerlo bien y cuando llega el solsticio, me siento en el centro de cara al sol y espero por si vuelven a buscarnos, por si lo hemos conseguido, por si creen que ya merecemos descansar.
El otro día supe que Fernando Vicente (Depropio) tenía al menos un par de hermanos -no creo que sean gemelos-. Por mi experiencia supongo que pelearían como todos los hermanos desde la Edad de Bronce y antes. Felicidades Fer :-)
Qué bonito... le va a encantar al homenajeado!!!
ResponderEliminarYo sigo pensando en tu regalo de cumpleblog.
Besos y abrazos
Gracias guapa :-)
EliminarComo Fer está rodeado de chicas no quería fantasmitas femeninas en su cumple...
Y tranquila por lo del cumplebog, voy tan a mil estos días que dejaré la entrada por lo menos hasta el lunes... y en todo caso me lo puedes guardar para cuando cumpla trece meses, catorce, quince ;-)
Besito
Muchas gracias, Rocío: me ha encantado.
ResponderEliminar¿Sabes? Yo esto lo veo como capítulo I de una historia muuuucho más larga. Quizás, finalmente , Los niños ausentes sea una novela. Ya tardas!!
Fer
EliminarJaja, calla anda, si me cuesta escribir un micro de un párrafo y me lo pienso sin prisa para un minirelato de dos... la palabra novela me da pereza hasta pronunciarla (bueno leer, leo montones, sólo faltaba).
Pues nada, que usted lo celebre bien y que le sienten mejor de lo que me sentarán a mí (que ese cambio de década me tiene frita).
Besos y felicidades :-)
Segundo regalo (regalazos, debería decir)para Fernando y empiezo a preguntarme que tendrá el Sr. Depropio cuando lo bendicen.
ResponderEliminarEs cierto, Rocío, que este micro tiene perfume de más historia. De un relato largo, si no quieres que sea de novela.
Un abrazo,
Pedro, no sé que tendrá de Depropio... el día de la publicación era su cumple pero la verdad es que se gana cariños también otras veces.
EliminarLo del relato largo, lo pensaré pero hasta ahora nunca he conseguido transformar un microrrelato en relato ni hacerlo a la inversa (no es que pruebe a menudo, pero creo que no funciona).
Mil gracias por pasar y un beso
Siento decirlo pero estoy con Depropio, jejeje, una novela, un libro de relatos lo que sea, pero algo Rocío...
ResponderEliminarFelicidades Depropio y besos desde el aire a ambos.
Uy, Rosa...
Eliminarlo veo difícil, la verdad, pero bueno me anima mucho que lo penséis.
Besitos
Es precioso, Rocío. Un regalo muy especial este micro.
ResponderEliminarBesitos
Gracias Elysa,
Eliminarsé que me repito ¡cómo me alegré de conocerte!
Besitos
Ro, con lo que me gusta a mí la mitología celta y tus cuentos de niños y has mezclado las dos cosas.
ResponderEliminarEsta frase me ha gustado tanto que la he leído varias veces:
"Siempre acabamos corriendo a empujones, desatando ese aburrimiento de siglos que se arrastra entre la hierba hasta que lo vemos huir."
Y esta: "me siento en el punto más alto y escucho todas las voces, las de todos los tiempos." Y el final...
Y es verdad, es como el comienzo de algo...
Buen regalo!!
Abracico
Gracias querida Rouse,
Eliminardebo admitir que busqué algo de información sobre Stonehenge para el ambiente, pero la parte "mitológica" es pura ficción, no sé si habrá algún niño guardián... si fuera el caso sería pura coincidencia ;-)
Me alegro de que te haya gustado, la primera frase que citas es la que más guerra me dio. Besitos
Lo leo una vez y otra y otra y me dice más y más cosas. Me gusta mucho Rocío. Un abrazo.
ResponderEliminarAy, Ana Belén, gracias y bienvenida (nos leemos!)
EliminarBesos
Me gusta mucho el ambiente desangelado y mítico que has creado. Esos niños son conmovedores, sobre todo por la mirada resignada del protagonista, por su compasión. Cada vez siento que tus micros son más acogedores, en el sentido de que puedo "adentrarme" en ellos, estar.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias Susana,
EliminarEs la descripción más bonita que he leído de un micro mío. Me alegra enormemente que te hagan sentir bienvenida :-)
Mil besos
A mí es que me fascina tu capacidad para "escalofriarme" cada vez que te leo, Rocío. Una delicia, como siempre. El homenajeado tiene que estar feliz y no es para menos.
ResponderEliminarBesos, mil,
Carmen.
Carmencilla, guapa, un millón de gracias
EliminarY besos, muchos, muchos
Hola, Rocío: de tu relato destacaría la voz del protagonista, ese hermano mayor que también se convierte en niño. Es un relato que me deja una preocupación, ¿quienes son? ¿ese merecer descansar? ¿Están aquí castigados? En fin, escurrir el cerebro. Y Felicidades a Depropio por tenerte como amiga.
ResponderEliminar(Solo para tu información... yo tengo seis hermanos....jeje)
Ximens...
EliminarCómo me alegro de leerte por aquí :-). Me alegra que me menciones la voz, esa voz infantil pero adulta que no sé si siempre es creíble.
¿Que quiénes son? arriesgándome a destripar el micro, yo pensé en unos pequeños elegidos en la época de la construcción del "templo", a los que sacrificaron como guardianes. Naturalmente esto no "se ve" en el micro, es lo que yo tenía en mente como base a la hora de escribir.
PD. ¿Seis hermanos y tú siete? y yo que pensaba que mi madre merecía un monumento (somos cuatro ;), Depropio también me dijo que ellos eran cinco, tampoco está mal...
Gran relato Rocío, ese juego de niños que se mezcla con las imponentes piedras sagradas, y el final con ese deseo del protagonista de que los liberen por fin de ese aburrimiento de siglos.
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