La señal
No pudo evitar mirar de reojo la
puerta del apartamento. En una esquina había una marca rosada en forma de
cometa, de diseño idéntico al tatuado en el rostro de las víctimas.
El comandante no le permitía vigilar a su vecina en horas de servicio, pero apenas dejó de pensar en todas ellas, tan apacibles, tan similares. Las habían encontrado en sus camas, deslumbrantes, con el cabello colocado como una estela astral sobre la almohada y las cabezas separadas de los cuerpos desnudos.
El comandante no le permitía vigilar a su vecina en horas de servicio, pero apenas dejó de pensar en todas ellas, tan apacibles, tan similares. Las habían encontrado en sus camas, deslumbrantes, con el cabello colocado como una estela astral sobre la almohada y las cabezas separadas de los cuerpos desnudos.
Cuando
acabó su turno subió la escalera a saltos, temblando. “¡Eva!” llamó. La
empuñadura del cuchillo le parecía más fría esa noche.
Premeditación
No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento mientras se quitaba la camisa blanca y el sujetador frente a la casa de Don Alfredo. Se colocaba el top plateado sin prisa, disfrutando del tejido. Los pezones se apreciaban como si fuera desnuda, así que ella subía los brazos y se arreglaba la coleta durante dos largos minutos. Si tenía suerte, puede que él le fuera con el cuento a mamá. Y ella, quién sabe, quizá la mirara dos veces por haber escandalizado al bueno del párroco.
No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento mientras se quitaba la camisa blanca y el sujetador frente a la casa de Don Alfredo. Se colocaba el top plateado sin prisa, disfrutando del tejido. Los pezones se apreciaban como si fuera desnuda, así que ella subía los brazos y se arreglaba la coleta durante dos largos minutos. Si tenía suerte, puede que él le fuera con el cuento a mamá. Y ella, quién sabe, quizá la mirara dos veces por haber escandalizado al bueno del párroco.
Al otro
lado de la mirilla Don Alfredo dejaba caer el pantalón hasta los tobillos.
Fantástia tu imaginación. Un mismo comienzo para dos historias completamente distintas, a cual más fascinante y con más garra. Me quedo con la primera, con su genial final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mi favorito el de Premeditación. Buen intento.
ResponderEliminarBesos madrugadores.
Muy buenas Rocío. Me ha gustado más Premeditación...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Las dos tan distintas y que dicen tanto, no sé cual elegiría...
ResponderEliminarBesitos
Yo, como te dije, creo que el primero tiene quizá una trama compleja para ser entendido, más que nada en la radio que entre la música y demás...
ResponderEliminarEl segundo es entendible y además con doble fondo y cerrado y bien cerrado.
Y sin embargo al volver a leer el primero, me gusta más pero como relato, o con algo de más extensión...es que tiene imágenes muy potentes:
Las habían encontrado en sus camas, deslumbrantes, con el cabello colocado como una estela astral sobre la almohada y las cabezas separadas de los cuerpos desnudos.
Besicos!
Me gustaron mucho los dos, aunque siempre es difícil hacer algo con la primera frase escrita. saludos
ResponderEliminarBuenos.
ResponderEliminarMe gusta más Premeditación
Besos, Rocío
Mercedes, gracias, a mí me gustaba más el segundo aunque me costó más escribir el primero. Cosas... Muchos besos
ResponderEliminarLola, (sí que madrugas), gracias guapa. Muchos besos (noctámbulos ;-) )
Rosa, creo que Premeditación gana por goleada. ¡Gracias! y besos
Elysa, cómo me alegro :-), besitos
Rose, jo, trabajas hasta comentando (gracias, muacs!). Tienes razón el primero, después de estas semanas, casi no lo entiendo ni yo :-D, pero me alegro que te hayan gustado las melenas sobre la almohada, jeje. Besitos reina.
ResponderEliminarRubén, sí que es difícil. A mí este concurso me hace escribir con regularidad pero hay veces que los inicios no hay por donde cogerlos (¡!) Gracias y un abrazo
Tor, gracias guapo, definitivamente Premeditación ha sido el favorito :-) Un beso
Reconozco esos principios de texto.
ResponderEliminarMuy buenos los dos microrelatos.
A seguir tentando la suerte.
Mis saludos.
Gracias Ana, son reconocibles ¿eh?
ResponderEliminarGracias y bienvenida ;-)
Me gusta mucho el segundo. El primero es de gran imaginación.
ResponderEliminarHabrá que seguir intentándolo porque calidad no te falta.
Un abrazo grande
Hola, Rocío:
ResponderEliminarAl final me he apuntado al Taller de la Escuela de Microrrelatos. Empieza el 9 de noviembre.
A ver qué tal se me da el género micro.
Un saludo, Saljo
Se te dará de miedo Saljo, además es adictivo, ya verás. Y supongo que te refieres al que imparte Isabel González, que no hago más que ir a la página de información y contenerme, ayyss :-)
ResponderEliminarBesos
Premeditación también. La conexión entre los actos de ambos es fantástica.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Rosa, muchas gracias, es una lástima que no puedas venir a Madrid, hubiera sido estupendo poder conocernos.
ResponderEliminarHabrá otra oportunidad, seguro
Un abrazo muy grande,
Hola Rocío, retribuyo -aunque tarde- tu visita de hace unos días y me encuentro con estos dos micros estupendos.
ResponderEliminarMe mojo y elijo Premeditación. Me parece genial.
Si no te parece mal, me quedo asomado a tu ventana.
Un saludo,
Alberto, creo que hemos coincidido todos con Premeditación :-). Gracias y abrazos
ResponderEliminarElena, quería estar allí para la presentación de Discordancias (lo intenté ¿eh?). Pero como te dije en tu blog conseguiré que me lo firmes otro día ;-). Un abrazo
Pedro, gracias. Me alegro de verte por aquí, bienvenido y un abrazo