Solíamos regalarnos niños muertos para medir nuestra buena suerte. A nosotros no iba a ocurrirnos. Lucía buscaba noticias en periódicos olvidados y me escondía los recortes entre las sábanas para que los encontrara al despertar.
Yo fotografiaba lápidas que mostraban algún ángel minúsculo en la cabecera. Ponía especial cuidado en enfocar las fechas que indicaban la edad del pequeño y dejaba que el resto quedara envuelto en un fundido suave.
A veces, no muchas, coincidíamos al elegir. Nos deteníamos a la vez en la misma historia y, fruto de la casualidad, como tantas parejas, nos convertíamos en padres, por fin. Dedicábamos un tiempo a recrearnos en la que hubiera sido su vida. Comprábamos biberones, sacábamos la cuna antigua del desván, nos sobresaltábamos con los lloros nocturnos. Celebrábamos, como todos, la primera sonrisa o el primer diente. Y en esos momentos extraños de lucidez fingíamos que nuestro pequeño dormía la siesta, para no acercarnos a comprobar si respiraba.
La noticia llegó una tarde, mientras preparaba la merienda de Rubén, uno de los que aún no había cumplido en nuestra casa lo que le quedaba de vida. Lucía llegó muy seria con un bastoncito de plástico en la mano. Me mostró las dos líneas del positivo mientras vaciaba el tarro de frutas en la fregadera. La miré a los ojos.
―Tú lo quieres tener―. La acusé, sobrecogido.
Yo no pensaba arriesgarme a necesitar inventarle una vida después de perderlo.
(Para Fernando Vicente -otra vez- que me regaló el principio)
Sobrecogedor y terrible, perfecto e insoportable. Te odio.
ResponderEliminarGracias corazón ;-)
ResponderEliminarJolín Rocío siempre me dejas el corazón encogido.
ResponderEliminarEres bueniiiiisima siendo mala.
Besos desde el aire
Nos has tenido un tiempo en secano pero ha valido la pena. La elección del enfoque me parece fenomenal, no sería lo mismo desde otro ángulo. Es un micro complejo, sorprendente, original y conmovedor. Además la historia se sostiene por sus valores narrativos, no sé si me explico, sin trampa ni cartón, sin artificio. Tus personajes tienen a menudo una especie de "despertar de la conciencia" que es el momento revelador del relato. En fin, que me ha gustado mucho, aunque conjures siempre mis miedos más ocultos (y eso sea casi casi imperdonable para una mamá gallina como yo).
ResponderEliminarUn millón de besos.
Muy bueno Ro. Todo lo que se está contando en realidad oculta y desvela la pérdida de esa pareja en el pasado, la obsesión y el miedo, el anclarse en un momento y temer el futuro.
ResponderEliminarMuy bien contado, un regreso esperado y de antología.
Besicos
Este es ideal para esos días de verano en que agradeces que te dejen helado y sin respiración en medio de una serie de escalofríos entre frase y frase. Es tu especialidad. :)
ResponderEliminarEl principio es bueno, pero el resto no se queda atrás. El primer párrafo, estremecedor.
ResponderEliminarVoy a repetir los comentarios anteriores, pero es que no pueden ser más acertados. Es un micro genial, al que no le faltan intriga, buena sintaxis, magnífico argumento… Tienes una mente prodigiosa para escribir micros, no recuerdo que nadie haya conseguido sobrecogerme en tan pocas líneas.
ResponderEliminarFelicidades, de veras te mereces todos los comentarios.
Un abrazo.
Una pérdida insufrible, un juego macabro para conjurarla, y el terror que provoca la más mínima posibilidad de revivirla.
ResponderEliminarEspeluznante y perfecto.
Bravo, Rocío!!!
Rosa, gracias, no es que me guste ser mala, pero me sale así... De todos modos Fernando me regaló el principio hasta "niños muertos" y no podía hablar de la playa ;-)
ResponderEliminarSusana, me voy a imprimir tu comentario :-), qué lujo ¡gracias! Y por cierto, yo también soy una mamá gallina, creo que por eso pienso en ello, brr. Besos
Rose, gracias, gracias, contigo nunca me queda la duda de si se entenderá, lo cuentas mejor que yo :-) Un besito guapa
Montse, como me gusta lo de especialidad ;-) Gracias y abrazos
ResponderEliminarVíctor, me alegro de que te guste especialmente ese, es el que está escrito entre Depropio y yo y el que precipitaba el resto de la historia. Mil gracias
Ay Mercedes, qué gusto leerte. Muchas gracias por los ánimos (los de ahora y los de antes ;) Besos
Y Patricia, gracias guapa, espeluznante es un adjetivo que me encanta, síp :-P
¡Jolín! es escalofriante como retratas a esta pareja y su miedo a repetir la pérdida... Está muy bien reflejado.
ResponderEliminarBesitos
Gracias Elysa ;-)
ResponderEliminarQué macabro Rocío... :S
ResponderEliminarSiento decirlo pero estas historias me dejan mal cuerpo. ¿Cuándo escribirás sobre mariposas?
Marina, en cuanto escriba uno de mariposas te lo dedico ;-)
ResponderEliminarUn besito, guapa